Lia y su alter ego
Me encuentro petrificada por la belleza de lo desconocido. Hace mucho que no escribo sobre ser mujer o animal. El desenfreno de esas palabras comprendió algo más profundo, la brutalidad disuelta en la experiencia de estar estupefacto por la creación. Pasaron meses desde que dejé el lugar donde entendía las tramas, los discursos, el dolor. Hace meses salí de una casa, que se incendió y una compañía incondicional. No he sabido lo que significa ser mujer, donde estoy, desde hace meses. Durante meses solo escribí sobre fenómenos temporales como la forma o el color. Muchos meses pasaron desde que soy yo quién, por una vez, está en el lugar de dejar ir porque no tiene nada que decir. Y empiezo a sentir lo que significa dejarse llevar, en cada respiración caótica.
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